Codeína: el otro tráfico de drogas a gran escala que inunda los sectores poblacionales
En dos años, un solo químico farmacéutico de Arica comercializó 46 mil unidades de jarabe para la tos, en una ciudad de poco más de 200 mil personas. Hoy está acusado de infracción a la Ley de Drogas y lavado de activos.
¿Qué pasó?
Fue un operativo que no generó grandes titulares de prensa, entre otras cosas porque la droga incautada no era tan llamativa como el éxtasis o el fentanilo, y porque detrás tampoco parecía haber alguna organización sanguinaria al estilo del cartel de Sinaloa, el Tren de Aragua o algo parecido.
Sin embargo, los volúmenes son impresionantes, pues siendo Arica una comuna que tiene una población estimada de 226 mil personas, las cifras que hasta el momento manejan la Fiscalía y la PDI indican que los dos sujetos detenidos en la diligencia policial que se realizó hace casi un mes comercializaron en menos de dos años casi 46 mil frascos de distintos jarabes para la tos basados en codeína, un analgésico opioide que es utilizado como antitusivo, principalmente.
En otras palabras, si dichas ventas hubieran sido todas legítimas, eso significa que casi un cuarto de la población de Arica tuvo problemas respiratorios en los últimos años, pero ni pandemia mediante es una cifra que tenga lógica alguna.
El principal implicado en estos hechos es un químico farmacéutico de origen peruano, que fue individualizado en la audiencia de formalización como José Orellana Pizarro, dueño de tres farmacias Farmahorro de Arica, quien fue formalizado por la Fiscalía de Análisis Criminal por una figura que prácticamente nunca se usa, aunque es uno de los primeros delitos que aparece en la Ley de Drogas. En efecto, se trata del artículo 7 de dicho cuerpo legal, el cual sanciona a las personas que, teniendo autorización para suministrar drogas en forma legal, “lo hicieron en contravención de las disposiciones legales o reglamentarias que los regulan”. Además de una pena de cárcel, el imputado enfrenta también, en virtud de dicho artículo (si es que se prueba que fueron hechos reiterados), la posibilidad de la clausura de sus locales y de que se le prohíba a perpetuidad la posibilidad de vender drogas en forma controlada.
Además de ello, Orellana enfrenta también otro problema que incluso puede ser mayor, en términos de sanciones, pues fue acusado de lavado de activos, dado que la Fiscalía encontró antecedentes acerca de la compra de tres departamentos que el ente persecutor cree que fueron adquiridos con dinero proveniente del tráfico de codeína, a lo que se suma una importante cantidad de transferencias de dinero desde Chile a Perú.
La investigación al respecto se encuentra en pleno desarrollo y una de sus aristas tiene que ver también con los laboratorios que proveían de grandes cantidades de jarabe a Orellana, desde Santiago, los cuales también están siendo pesquisados, pues se sospecha que así como proveían al farmacéutico ariqueño, es probable que hicieron lo mismo respecto de otras comunas, a sabiendas de que el jarabe para la tos confeccionado sobre la base de codeína es una droga muy adictiva, que es consumida sobre todo en los sectores poblacionales, debido a su efecto narcótico, y haciendo vista gorda de los graves efectos que su ingesta excesiva y sin control médico puede producir en la salud, los que incluyen pérdida completa de la conciencia e incluso psicosis y paranoia en forma permanente.
Es por ello que en muchos países (incluyendo Chile) su venta está solo permitida mediante un diagnóstico médico, pero ello no impide que exista un gran mercado al respecto y que en países como Nigeria, por ejemplo, sea un problema de salud pública, como lo reportó la BBC, que contó en 2018 cómo incluso se organizan allá las llamadas “Fiestas jarabe”, en las cuales se consume jarabe para la tos mezclado con bebidas dulces. En España, a la mezcla de jarabe para la tos con Sprite o gaseosas “blancas” la llaman “Purple drank”.
El mecanismo
Al igual que en cualquier red de tráfico, existen distintos niveles de distribución, y el primero de ellos siempre está asociado a personas que en razón de su profesión tienen acceso a la codeína, la que compran en grandes cantidades. De hecho, según determinó la PDI en Arica, Orellana compraba cajas de jarabe en Santiago y se las entregaba a otras personas (hay otros cuatro imputados en la causa, según informó la Fiscalía), que eran las que a su vez vendían directamente a los adictos.
A este respecto, una fuente policial dijo bajo reserva de su identidad a El Mostrador que lo sucedido “sincera algo que todos sabemos: que existen redes de tráfico de drogas que son de cuello y corbata, que implican a laboratorios supuestamente respetables y a personas con estudios universitarios, que pagan impuestos, imposiciones y tienen vidas en apariencia respetables también, pero al final del día son narcos, igual que los que trafican pasta base y andan con ‘soldados’ para protegerse de sus enemigos”.
Cabe mencionar que en la diligencia efectuada en Arica la PDI incautó 58 contenedores de jarabe con codeína, pero no fue lo único, pues también decomisó otros medicamentos controlados que se presume eran vendidos sin receta, entre Clonazepam, Fentermina, Diazepam, Clordiazepoxido Clorhidrato, Clotiazepam, Zolpidem Hemitartrato y Clordiazepóxido, entre otros.
En declaraciones a la prensa local, el subprefecto Víctor Pérez, de la Brigada Antinarcóticos y contra el Crimen Organizado (Brianco) de la PDI, explicó que la diligencia se precipitó cuando “se logró detectar, previo a una investigación, el arribo a la ciudad por intermedio de una empresa courier de tres cajas contenedoras de jarabes de Deucotos, con su principio activo de codeína”.
Tras ello, la Secretaria Regional Ministerial de Salud (Seremi) de Arica, Claudia Torrealba, señaló a Arica al día que “como Autoridad Sanitaria, estamos supervisando el uso racional de medicamentos, especialmente aquellos que contienen codeína y tramadol, por cuanto su uso indebido tiene efectos adversos y adictivos. Es por eso que llamamos a la comunidad a tomar el peso de lo que esto significa, nunca automedicarse y siempre contar con la supervisión de un especialista”.
Por su parte, Gonzalo Ramos, jefe de la unidad de profesiones médicas y farmacia de la Seremi de Salud, dijo al mismo medio que “en Arica estamos muy sensibles respecto del uso indebido que se hace de algunos fármacos con fines recreacionales, especialmente en la población joven, ya que el consumo en altas cantidades de medicamentos formulados en base a codeína o tramadol pueden generar un problema de salud pública”.